El pasado martes 27 de Junio vivimos lo que me hizo sentir, un concierto rápido e intenso a cargo de las bandas capitaneadas por grandes mujeres como son Astray Valley y Butcher Babies.

A las 20:30 abrían las puertas aunque no fue hasta apenas las 21h que empezaba la banda Barcelonesa a tocar.

Astray Valley ya anunciaba previamente que presentarían temas del nuevo disco y así fue sin defraudar a su público.

Servidora era la primera vez que los veía, ya que por H o por B, cada vez que ellos actuaban, lo hacían a la par que alguna otra banda algo mas grande. Aunque nos guste apoyar la escena femenina y estar siempre al pie del cañón con los de nuestra tierra, la cantidad de posibilidades de conciertos en una misma ciudad en un mismo día, a veces exige tener que hacer duras elecciones.

Empezaron su show y lo mantuvieron con luces azuladas y rojizas, casi podríamos decir, manteniendo la esencia de su nuevo photobook que traen con su disco. Solo un símbolo lumínico en el centro del escenario y su telón a las espaldas era todo lo que completaba la escenografía, y no les hacía falta más.

Firehearts de su último EP Tales of Lun (2021) puso el punto de partida. El ambiente se sentía frio como el aire acondicionado que estaba puesto y tampoco había un gran exceso de público, también a tener en cuenta, es una sala grande, amplia a lo ancho, y en muchas ocasiones cuesta verla llena, así que tuvieron que poner toda la piel en el asador para hacer que su público entrara en calor.

Clau Violette cuenta con una actividad sobre el escenario maravillosa, moviéndose de aquí para allí, acercándose a sus músicos y a su público, tirándose por el suelo y teatralizando todo lo que canta. Sin duda haciéndonos sentir su música y disfrutar de ella.

Parece que tuvieron algunos problemillas de sonido o de compactación a la hora de empezar el concierto que con el paso de éste se fueron subsanando.

Su nuevo tema presentado Pray for the Devil parecía de los más melódicos de todo el concierto, contrastando con el metal más pesado de todo su último disco Unneth, pero no podemos juzgar un todo con una sola migaja, así que esperaremos a tener lo nuevo de Astray para saber por que estilo se han decantado más esta vez, si por el Death Metal más gutural o el Metal Melódico con voces mas finas. Aún así la combinación hace la perfección para esta banda que aún siendo novel, rompe con las barreras para ponerse al nivel de las más experimentadas.

Tras 45 minutos finalizaban con Negra Noche su concierto, donde hasta Clau se permitió el poder ponerse una pelliza negra, y sentarse en el borde del escenario a cantar mas cerca y arropada por sus fans.

Cambiaron rápidamente cuatro cosas sobre el escenario y no pasaban ni 10 minutos de las 22h que salían Butcher Babies al escenario.

En menos de un año era la 3a vez que podía ver a esta máquina de energía engrasada sobre el escenario y aunque el concierto se presentase un martes, aunque respetando el horario laboral, no podía no asistir a la cita. ( Hago un pequeño apunte a RRS PROMO por hacer el concierto a una hora normal, ya que últimamente entre semana solo encontramos conciertos que empiezan en horario infantil con aperturas de puertas irrisorias a las 17h o 18h de la tarde, lo que impiden que muchísima gente puedan asistir al concierto de principio a fin).

Butcher Babies, lxs californianxs que proclamaban su adoración por la ciudad condal, a unos días de estrenar su nuevo disco, ‘Til The World’s Blind, nos ofrecieron una amplía selección de temas incluidos en éste sin olvidarse de los grandes éxitos que ya van persiguiendo a la banda, comenzando por Red Thunder, la número dos de su disco de su nuevo disco.

Best Friend como una revolada con esa velocidad que contiene ya de por si, hace enloquecer al público y empiezan a formarse moshpits en el centro de la sala, llegando los empujones hasta la primera fila. Este tema ya nos lo presentaron en su anterior concierto, incluido en una noche mas tranquila en la que Amaranthe eran los cabezas de cartel, y se notó que en su día, el público era totalmente diferente al que encontramos hoy, donde ya pudimos apreciar que aunque la capacidad de la sala estaba a algo más que la mitad, la gente iba a verlxs a ellxs.

Apenas medio segundo después de acabar el tema, seguían con la velocidad extrema con su tema mítico Monster Ball, que hace que todxs saltamos y cantemos con su estribillo y donde ellas contagian toda su energía saltando en el sitio, corriendo por el escenario y agitando sus melenas.

La temperatura de la sala no dejaba de subir mientras Sleeping with the Enemy nos daba una pequeña tregua para respirar tras toda la actividad recién exprimida en este comienzo apoteósico.

Un Henry Flury y un Ricky Bonazza que nos hacen disfrutar de su esencia sobre el escenario, que a veces pasan desapercibidos sobre el escenario por toda la fuerza recaída sobre el dúo femenino, se hicieron notar y demostraron que la banda cada vez está mas unida, cómoda y asentada sobre las tablas, y es que no es para menos, con la gira que estos cuatro músicos se están metiendo en su cuerpo.

Sorprendida de que esta vez no encuentro a Chase Brickenden sentado en la batería, y sin lograr descubrir quién es este sustituto, es reconocible el mérito de no hacer notar la ausencia de su ya habitual batería.

El concierto está yendo como sus temas, a toda velocidad. Apenas pasan unos segundos entre que uno da fin y comienza el siguiente. Tienen poco más de hora y media antes de que nos hagan desalojar la sala y la van a exprimir al máximo. Sin presentaciones y de nuevo con los guturales y los redobles de bombos lanzan la bomba con Beaver Cage, otro de sus temas incluidos en el nuevo disco, que todos coreamos en el estribillo.

Uno de mis temas favoritos de la banda, donde no todo son guturales, sino que tanto Carla como Heidi demuestran que tiene un amplio registro vocal y que a ellas todo les queda bien, fue otro de los grandes éxitos de la banda, Bottom of a Bottle, con el que hacen que el público coreen el «oooooh… ooooohh!» para darles el inicio de la canción y que ya no dejamos hasta acabar.

Siguiendo la tónica, la aparición única de Heidi sobre el escenario con unas luces azuladas y un momento más íntimo, nos brindaba otro tema de su recién lanzado último disco, Last December. Hubo incluso una muchacha de entre el público que se adelantó hasta primera fila, dentro de lo que cabía se podía acceder bastante bien pidiéndole el paso y el permiso a los asistentes que resistían a abandonar sus posiciones, que se colocó frente a ella cantando y que Heidi enseguida se agachó a dar la mano, cosa que hizo un momento mágico para la fan y para el resto del público que pudimos disfrutar de ello.

Se iba acercando el fin de la noche y volvimos a los guturales aunque no tan veloces, con Korova, seguida de la más animada y bailonga, Yorktown, con ese aire de cheerleader que caracteriza y diferencia tanto este tema del resto de la banda.

Las chicas brindan con unos chupitos de Jagger entre risas y ánimos. Por lo que parece a Carla no le va mucho el tema de tomar chupitos, pero aún así se lo toma y también les permite este break, el poder respirar y tomar aire para seguir con lo que serían ya sus últimos momentos sobre el escenario de la sala Salamandra.

Daban por finalizada la noche con otra de sus conocidas, Magnolia Blvd, que de nuevo mezclan todo lo que esta banda ofrece, como diciendo «nos vamos por todo lo alto», voces melódicas y suaves en los estribillos, guturales llenos de rabia y potencia entre medias, y un sonido de bajo, batería y guitarra que nos hace recordar que sobre el escenario tenemos una conjunción extremadamente buena, y que hasta el último momento nos están intentando hacer volar los sesos con su potencia musical y sonora.

Deseando verlas de nuevo a final de año junto con Fear Factory, nos despedimos de ellas y salimos poco a poco de la sala, esperando poder encontrarlas en la calle y tomar algunas fotografías, aunque al verlxs tan atareadxs desmontando su equipo y cargando la furgoneta apenas sin ayuda, desisto para no molestar y emprendo la marcha hacia casa con una sonrisa de oreja a oreja y satisfecha por un nuevo concierto de mis preferidas.