Eran las 19,35h y pasaba buscando aparcamiento por delante de la puerta de la Sala Boveda. Había ya una buena cola y gente arremolinada a los alrededores de la sala, cosa que suele costar ver en conciertos de salas pequeñas. La gente se toma su tiempo para entrar y normalmente llegan cuando los teloneros ya han empezado, pero este no era el caso.

Cojo mi pase, me reúno con un compañero, saludamos a la gente que conocemos, entramos, nos pedimos una cerveza y sin darnos cuenta ya teníamos a Pycaya en el escenario. La sala estaba bien llena para ser el primer concierto de la noche y empezaban bien puntuales 

Como en el concierto anterior, me tiraba al mar sin chaleco salvavidas. Había oído hablar del grupo Pycaya, pero esta vez no había tenido tiempo ni de ponerme a mirar por redes o por Spotify que es lo que iba a escuchar. 

Un micro todo decorado con calaveras, su lona con el nombre de la banda, y luces verdes y rojas fueron lo que nos acompañaron durante todo el concierto como escenografía.

 

Así que empiezan a sonar las primeras notas de sus temas, “Nada nuevo”, “Que vas hacer”, “Jodido”, “3 almas” o “Sucio Socio” … como siempre sorprendida, no sé si es la cerveza que empieza a hacer efecto o lo mucho que echaba de menos escuchar música metal en directo, pero según va pasando el concierto me cuesta más hacer fotos y menos en ponerme a mover al cabeza

 

Se suben al escenario, la «sobri» de Luis, el cantante, que se lo está pasando casi mucho mejor que los asistentes, cantando, saltando, y todos los componentes quieren que participe con algo en el grupo. La verdad es que fue un momentazo. Da gusto ver sangre joven en los conciertos y es una verdadera pena la limitación de edad de las salas… siempre les quedarán los festivales!

El sonido para lo que estamos acostumbrados en esta sala, al carecer de foso, no ha estado nada mal, y aunque soy bicho de primera fila, debo reconocer, que en Boveda es mucho mejor disfrutar de los conciertos de un poquito más atrás. 

Se acaba el concierto, que acaba gustándome mucho, sale el grupo, cambian sus instrumentos, y yo aprovecho para volver a la barra; ya se sabe que la hidratación es muy importante 

En nada, aparecen Void’s Legion, estos madrileños que poca gente debía conocer, ya que la sala hizo un pequeño vacío de gente. 

Salen vestidos con unas túnicas, encapuchados, con el escenario completamente lleno de humo y una luz entre azul y blanca muy tenue… 

Comienzan a tocar, guitarras pesadísimas, un bajo y una batería oscura, y una voz totalmente gutural. Bienvenidos al Death Metal de la old school. 

Humo, humo, y más humo… la melodía que no cesa, y mi cabeza que se mimetiza de nuevo en ese ambiente oscuro, de humo, con algo más de cerveza y música que me recordaba a mi adolescencia. 

Conciertazo puro y duro. 

Como fotógrafa, las poses de estos chicos, las más vistosas para tomar unas buenas capturas, las luces, eso ya es otra cosa…

 

Tampoco los conozco, así que me toca rebuscar un poco y saber qué es lo que están tocando. 

“Burning the Foundation”, “Flies and Flesh”, “Dogma” o “First Fragment of soil” fueron sus temas escogidos para esta noche. 

Me empezaba a doler los oídos, al estar en primera fila sacándoles fotos, así que aproveché para ir al baño y tomar algunas fotografías desde las escaleras. Un punto de vista privilegiado de esta sala, que da para unas buenas tomas muy chulas.

 

Se acaban y decido tomarme la última, creo que el subidón de los jóvenes Void’s Legion ha tenido algo que ver.

 

Ktulu aparecen en el escenario tras otro cambio de instrumentos, super rápido todo, para lo que suelen ser los cambios entre bandas, estos chicos se dieron buena prisa. 

Para sorpresa, a Willy el cantante apenas se le escucha, y llega un momento que no se si lo que escucho es el sonido por su chivato, o por los amplis de la sala.

 

Parece que todos empezamos a darnos cuenta de que algo no va muy bien en el sonido, pero aun así, tiran más de medio concierto adelante. 

Empiezan con “Sadismo”, suena “Pura Vida”, “El Latido del miedo”. me pierdo entre la gente para ir tomando fotos desde distintos ángulos, y me despisto de que canciones son las que están sonando, porque nuevamente se me hace difícil hacer fotos y no disfrutar del concierto.

  

La gente hace pogos, canta, mueve la cabeza y disfruta. 

Hacen un parón para intentar arreglar el sonido, pero parece que se van a quedar las cosas como están y se les está consumiendo el tiempo de la sala. Tocan un tema más, y se tienen que despedir, aunque el público les pide que hagan un último, la sala se mantiene firme en la hora de fin.

 

Acaban con algunos componentes del público que se van subiendo al escenario a cantar con ellos, o simplemente a coger un puesto elevado para poder saltar hacia el público. 

No sé si es que he disfrutado tanto que se me ha pasado el tiempo volando, o es que realmente tuvieron que acortar su concierto, pero, aun así, nos quedamos contentos con lo que hemos escuchado y disfrutado.

 

Este concierto, que ya se había cancelado con anterioridad por la pandemia, puede llevarse a cabo con un buen resultado. 

Una sala llena, receptiva y participativa, cantando y disfrutando. Unas bandas enérgicas, que van pisando fuerte en los escenarios que poco a poco van recuperando su normalidad.

 

Me quedo con la sensación de que este concierto debería repetirse exactamente igual en otro fin de semana para quedar totalmente satisfechos, pero siempre nos quedaran los recuerdos que vamos creando de las grandes noches que vamos pasando. 

Crónica y Fotografía por Ruth Gómez – Ruth Gómez FotoRock